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Un simple golpe de aire mientras charlamos con algún vecino, un descuido al pensar que llevamos las llaves y estas están puestas por dentro, cualquier circunstancia que nos impida entrar en nuestro domicilio, es siempre un considerable trastorno.

Pero además de llamar a un cerrajero de urgencias, existen una serie de trucos caseros que podemos intentar para así evitarnos que un profesional acuda a nuestro domicilio ¡Aunque siempre será mejor contactar con Cerrajeros Sevilla!

En primer lugar, si estamos seguros de que no existe ningún peligro en el interior, como puede ser el dejarse algo cocinándose, o niños pequeños en casa, podremos actuar con tranquilidad. Los nervios son traicioneros, así que calma y paciencia, la puerta se podrá abrir a no ser que se trate de modelos acorazados que no permiten introducir nada entre marco y puerta.

Objetos como una radiografía, un carnet, una tarjeta de plástico o un simple trozo de plástico duro, pero flexible, pueden ser algunos de los elementos que nos sirvan para abrir una puerta a pesar de que nos hayamos dejado las llaves puestas en el interior.

Abrir una puerta dependiendo del bombillo

El hecho de que nos hayamos dejado las llaves puestas impide que con otra copia podamos abrir la puerta. La que se ha quedado dentro no permite que otra idéntica pueda entrar y empujarla para así liberar la cerradura y poder entrar. De ahí que existen otras maneras de abrirla, pero cuidado, no sirve para todas las puertas. Dependerá del tipo de bombillo que lleve la cerradura.

Si no es anti- bumping, será lógicamente mucho más sencillo, y no será necesario recurrir a los trucos caseros de la radiografía, carnet o tarjeta plástica.

Las mismas técnicas que utilizan los ladrones para abrir las puertas sin forzarlas aparentemente, son las que nosotros mismos podemos llevar a cabo para poder abrir la puerta incluso con las llaves puestas.

¿Y cómo empujamos la llave que se nos olvidó en el interior de la vivienda? Lo primero es que esta haya quedado completamente recta y no haya girado. Por lo general por un portazo o descuido, las llaves no giran solas, pero siempre es algo que debemos tener en cuenta si vemos que con lo que vamos a exponer no conseguimos empujar la llave que quedó en el interior.

Sistema bumping

El llamado “bumping” consiste en meter una llave similar a la original, darle un golpe seco y fuerte con el fin de inutilizar el sistema de pequeños pistones que entran en cada orificio de la llave, y girar tranquilamente. Es el método más habitual en nuestros días para abrir una cerradura en cuestión de segundos, sin destrozo alguno, apenas ruido y no deja ni rastro de que los ladrones han entrado con toda tranquilidad.

Y si los ladrones son capaces de entrar de manera tan sencilla a nuestros domicilios, ¿por qué no utilizar sus mismos sistemas? Pero siempre con cerraduras que no tengan un bombillo anti-bumping. Existen trucos caseros.

Uno de ellos es recortar un carnet, o trozo de plástico duro, una banda que simule la llave. En este caso debe ser un poco más fuerte que una radiografía, ya que debe emular a la llave. También debe tener el mismo ancho, para que pueda entrar con facilidad por el bombillo de la cerradura. Y como hacen los mismos ladrones, dar un golpe seco. Con facilidad la llave que nos hemos dejado dentro se desplazará con el fin de que podamos abrir con una copia.

De esta manera no romperemos el bombillo como introduciendo una llave original y forzando.

También existe otro sistema que requiere un destornillador o herramienta similar que sea lo suficientemente fina que sea capaz, con la ayuda de nuestra habilidad y paciencia, de empujar la llave que nos hemos dejado puestas por dentro. Si lo hacemos bien, caerá o se desplazará lo suficiente para que podamos abrir con otra copia.

¿Qué ocurre si la puerta es acorazada y las llaves de gorjas?

Por su disposición, las llaves de gorjas que normalmente se instalaban en puertas acoradas, son mucho más difícil de manipular que las más tradicionales. En estos casos si se hace necesaria la presencia de un cerrajero de urgencia porque tan sólo podríamos utilizar el recurso del taladro, que destrozaría, además de la cerradura completa, gran parte de la puerta.

Los más profesionales cerrajeros usan algo parecido a una llave maestra que van decodificando cada parte de las que consta la cerradura. A diferencia de las más comunes, donde el secreto radica en las perforaciones que tiene la llave y donde se introducen los pequeños pistones con el fin de hacerla girar, estas llaves tienen a los dos lados del eje, trozos de metal irregulares.

Es un sistema tan efectivo como cualquiera, pero para casos como estos, se hace mucho más complicada la manipulación por nuestra parte.

Existe la costumbre que una vez que el cerrajero haya abierto la puerta, sustituya en un momento la cerradura por una anti-bumbing, anti-ganzúa y anti-taladro. Se suelen colocar los modelos de alta seguridad, ya que contamos con una buena puerta y de las más caras del mercado, como son las acorazadas.

Estos bombines tienen de especial que conllevan un duro escudo protector anti-ganzúa que tanto les cuesta a los ladrones desprender para poder abrir la puerta. Y es que, con los últimos modelos de seguridad, no hay que escatimar en poner buenos escudos. No se trata de un embellecedor como muchos creen, sino de una pieza que ya de por sí es cara (si elegimos las más altas de gama) y que además de disuadir a los ladrones, prácticamente hay que destrozar la zona para poder extraerlo por la fuerza.

De ahí, que si nos dejamos las llaves puestas, en una puerta acorazada con cerradura de este tipo, lo mejor sin duda alguna es avisar a los mejores cerrajeros Sevilla. Saldrá más económico y eficaz que si intentamos nosotros manipular la cerradura.